Gemidos
Llamé a mi madre para contarle
de aquella vez que viaje a Venus
sin su permiso.
Llamé a mi madre para contarle
de aquella vez que lo hice en Venus
y que un ser venusiano
me hizo gemir
a los diecisiete años.
Llamé a mi madre para contarle
que aquella vez
ahora me parece
arriesgué la vida.
Desde entonces
ya no lo hacíamos en Venus
viajábamos sobre el planeta Tierra
rumbo a las calles
menos alumbradas del barrio
para hacerlo en la parte trasera
de la nave.
Llamé a mi madre para contarle
de aquella vez en la que terminé
en una ambulancia
por comer
una rebana de pastel de mota
sin su permiso
llamé a mi madre para asegurarle
que no me arriesgaría una vez más.
Llamé a mi madre para contarle
de aquella vez que viajé a la China
sin su permiso.
para contarle
de aquellas fotos
en La Gran Muralla
y sus templos budistas
fotos
que escondí en el armario.
Llamé a mi madre para contarle
de aquella vez que viví una noche
de estrellas fugaces
para contarle
que cuando esas estrellas
atravesaban la atmósfera
justo en la troposfera
sin quemarse
se volvían flores margaritas
color blanco
caían
sobre mis manos
y cuerpo.
Llamé a mi madre para contarle
que si alguna vez muero
me disculpe
por todo lo que hice
sin su permiso.
Llamé a mi madre para decirle
que si alguna vez muero
incinere mi cuerpo
y me deje
quedarme así
en ceniza
sin ocupar mucho espacio
sin hacer ruido
y me dé permiso
de quedarme con ella
hasta el ultimo de sus días.
Comentarios
Publicar un comentario