rainy window

Se caen las horas que sostienen los días del calendario sobre la pared, caen minuto a minuto sobre mí, sin lograr llenar el vacío en mi pecho. Creando un océano de marea alta, tratando de ahogarme en lo profundo del tiempo. 
Busco la disciplina de los días en todos los cajones del apartamento, mientras tanto, trabajo a marchas forzadas. A veces mi sombra refleja el recuerdo de días plenos, cada día una tormenta nueva se los lleva de la mano, hacia la alcantarilla más profunda. Para que no se repitan.
Miro la pantalla rota de mi iPhone, pienso: no puede estar más destrozada que yo, entonces, prefiero pagar al psicoterapeuta para que me escuche, que tener un teléfono nuevo.

Nunca he logrado comprender lo radical del tiempo & los días, la plenitud en la que mecen y el momento en el que de pronto; todo se derrumba cualquier mañana, sin poder comprender algo, haciendo de lo hecho: un espejismo.
A veces, necesito escupir cada recuerdo, escupir con asco, aunque haya sido bueno. Pienso que si escupo, lograré sacar de mí, todo lo que omito. Pero el aire que respiro va llenando mis pulmones con cada grano de arena que pisamos aquel día de paseo por la playa, cada fase de la luna está afectando mi vista, dejándome casi ciega, imposible de ver que hay un mañana, y que aunque sean las cuatro de la tarde, se puede continuar. Que no todo está al borde de un precipicio. Trato de sobrellevar esta marea, de poner de nuevo cada día sobre el calendario y hacer que valga cada minuto de sus horas en mi tiempo.
Estoy intentando comprender cómo es que se puede ser: paraíso & abismo, puñalada & abrazo, sin querer.



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